Van Nistelrooy fue el primer gran fichaje de Mijatovic en aquel convulso verano de 2006. Ya habían firmado Emerson y Cannavaro, en esa operación de derribo que hizo la Juve para quitarse 'lastre' tras su descenso administrativo a la Serie B italiana. La gracia costó 23 millones de euros que la familia Agnelli cobró encantada. Sobre todo por lo del Puma brasileño, que llegó acabado y con una cadera que parecía más alta que otra. Pero lo de Ruud fue de matrícula de honor. Sólo 15 millones de euros (¡uno menos de lo que costó Emerson!) por un nueve increíble, un rematador implacable, un Hugo Sánchez con el acento de Van Gogh...
Ruud ha sido un profesional intachable. De los primeros en llegar a Valdebebas y de los últimos en irse. Él solito metió cuatro goles en el Reyno de Navarra (como encerrarse con seis miuras en Las Ventas y salir airoso) y firmó aquel gol-milagro en Zaragoza que se alió con el de Tamudo para regalarnos la inolvidable Liga del Clavo Ardiendo. Te quedes o te vayas, gracias por todo.
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